INNOVEMOS LA EDUCACIÓN…PROMOVAMOS LA INVESTIGACION
Abstract
No es posible seguir sosteniendo que hay quien pueda enseñar sin ponerse en pie de igualdad con sus alumnos, sin a la vez aprender con ellos.(Plata, J. 2005).
Es imposible afirmar que la educación está logrando las loables metas por las que fue concebida por los antiguos hombres, pero también es cierto que no son las mismas épocas; ni los intereses que movieron a unos se han mantenido inquebrantables hasta el momento.
La educación es una labor que le corresponde a toda la sociedad y que encuentra su nicho particular en la escuela, en donde el entorno cultural, la herencia de saberes y los temas de ciertas áreas del conocimiento se encuentran para tratar de ser asociados con la realidad. No obstante hay carencia de todo aunque pareciera ser la época de la abundancia.
La escuela, se mueve de un lado para otro entre políticas gubernamentales, procesos de certificación de calidad, parámetros propios de cada institución y porque no decirlo de modas pedagógicas, que cada cierto tiempo mandan al archivador años de trabajo sobre una u otra propuesta que comedidamente expertos han propuesto en diferentes partes del mundo. Entonces la escuela de Singapur por nombrar alguna debe ser el plan a implementar en Colombia, aunque las condiciones sociales, políticas y económicas no tengan siquiera similitudes o si las tienen es porque la globalización nos ha hecho parecidos sin serlo.
Pero tampoco hay que desconocer que hay escuelas que merecen un juicio permanente. Aquellas que improvisan y han encontrado en la educación un negocio lucrativo. Plantas físicas descuidadas, salones con un número grande de estudiantes, discriminación, presión sobre las familias y los estudiantes, maltrato a los profesores. Claro también hay aquellas que tiene una linda planta física para cobrar más dinero por su servicio pero que no tienen ni idea de la función de la escuela y de los niños que forma en la sociedad y en la búsqueda de mejores posibilidades para todos.
En la actualidad la educación requiere constantemente cambios dentro y fuera de las aulas de parte del personal docente y profesionales de la educación. Herramientas como las tecnologías de la información y la comunicación, que han venido a revolucionar los paradigmas de la educación en la búsqueda y uso del conocimiento tanto para el estudiantado como para las y los educadores, demuestran que la necesidad de idear y producir cambios significativos dentro y fuera de las aulas es urgente y además posible haciendo uso de la creatividad para crear, las artes para expresar, la ciencia para redefinir y la tecnología para innovar.
Por los estudios realizados en Iberoamérica por la OEI, la OREALC/UNESCO y otros organismos internacionales, se desprende que nuestros estudiantes valoran el conocimiento científico, los admira y reconocen su importancia, pero definitivamente no se sienten atraídos por una carrera científica.
Esta situación tiene muchas vertientes para su análisis. Quiero destacar entre ellas dos que me parecen fundamentales: el que los alumnos opinen que las materias de ciencias (matemáticas, física, química y aun biología) son muy difíciles; y el hecho que perciban que en sus países no hay proyección profesional para un científico y que sólo la lograrían saliendo de su país. Entonces, eligen carreras de rápida ocupación y de obtención de un salario suficiente para sobrevivir en su entorno socio-económico.
El que las materias de ciencias sean difíciles o no, tiene que ver, en mi opinión, con el enfoque que los docentes le damos al trabajo con los estudiantes en los diversos espacios de la escuela (aula, laboratorios, etc.). Esto es algo que se ha venido recalcando desde hace tiempo: debemos cambiar nuestra enseñanza tradicional por un modelo centrado en el aprendizaje del estudiante y en el desarrollo de sus competencias, haciendo dinámicas nuestras sesiones y utilizando de manera pertinente las TIC. No sólo es responsabilidad del docente, pero esto ayudará si se hace desde todos los niveles educativos.
Y aquí entra un aspecto que deseo destacar: la inequidad social en la adquisición del conocimiento científico. Los problemas socio-económicos afectan más a los grupos de bajo estrato social; la discriminación, injusticia e inequidad es un muro muchas veces infranqueable para los grupos más vulnerables de la sociedad. Los estudiantes de familias acomodadas ya tienen su futuro asegurado, ¿para qué elegir una carrera científica? Los estudiantes de bajos recursos, ¿para qué elegir una carrera problemática que requerirá de estudios de posgrado en el extranjero para sobresalir? Estudios que requieren de tiempo y recursos que, en la mayoría de los casos, no se tienen. Realizar una maestría y doctorado prácticamente es un esfuerzo personal que no augura, actualmente, un nivel socio-económico digno.
Debemos cambiar esta situación. Los gobiernos y organismos de la región están haciendo algunos esfuerzos loables, pero no son suficientes. La desigualdad social y la prioridad en otros temas de cada país, provocan un avance lento. Como docentes, nos toca luchar desde nuestra trinchera y seguir sumando esfuerzos para fomentar las vocaciones científicas y de ingeniería en nuestros estudiantes, para que nuestros países tengan una mejor perspectiva de desarrollo y lograr la cohesión social, un imperativo de nuestra sociedad.
Julio Chico Ruíz
Editor Jefe
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