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DOI: http://dx.doi.org/10.17268/sciendo.2022.056
25(4): 445-456, 2022
SCIÉNDO
Esta obra está publicada bajo la licencia
CC BY 4.0
ARTÍCULO DE REVISIÓN
Economía colaborativa: Rompiendo el esquema
tradicional de los negocios emprendedores
Collaborative Economy: Breaking the Traditional Scheme of
Entrepreneurial Businesses
Aurelio Daniel Recuenco Cabrera1,*
1 Universidad Nacional de Trujillo, Av. Juan Pablo II s/n, Trujillo, La Libertad, Perú.
*Autor correspondiente: danrec2011@hotmail.com (A. Recuenco).
Fecha de recepción: 15 10 2022. Fecha de aceptación: 16 11 2022.
RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo principal resaltar la importancia que viene teniendo en los tiempos
actuales la economía colaborativa como parte de la evolución de las sociedades. La economía
colaborativa con fuerte presencia en el desarrollo económico está muy ligada al aspecto tecnológico y
con una extrema ligazón en los sistemas consumistas y capitalistas. Hoy en día muestra su presencia a
través de las plataformas digitales generando un mundo lleno de innovación y gestora de
emprendimientos, buscando nuevas oportunidades y creando de por sí nuevos estilos de vida. Es por esto
que presenta muchos puntos a su favor, aunque también es cuestionada por detractores en ciertos
aspectos como el jurídico y laboral, especialmente. La idea es compartir las experiencias emprendedoras,
pero buscando desde luego un beneficio para los involucrados, derivando incluso en otras formas de
negocios como la economía cooperativa. Aunque esta forma de economía parece haberse consolidado
para unos, tambn lo es aún incierto para otros. No obstante, es el modelo de negocios en auge hoy en
día en el mundo.
Palabras clave: economía colaborativa; esquema; negocio; tecnología; plataformas digitales.
ABSTRACT
The main objective of this article is to highlight the importance that the collaborative economy has been
having in current times as part of the evolution of societies. The collaborative economy with a strong
presence in economic development is closely linked to the technological aspect and with an extreme link
in consumerist and capitalist systems. Today it shows its presence through digital platforms, generating a
world full of innovation and entrepreneurship management, seeking new opportunities and creating new
lifestyles. This is why it presents many points in its favor, although it is also questioned by detractors in certain
aspects such as legal and labor, especially. The idea is to share entrepreneurial experiences, but certainly
seeking a benefit for those involved, leading even to other forms of business such as the cooperative
economy. Although this form of economy seems to have consolidated for some, it is also still uncertain for
others. Nonetheless, it is the booming business model in the world today.
Keywords: collaborative economy; scheme; business; technology; digital platforms.
INTRODUCCIÓN
Hoy en día resulta tan común escuchar hablar de economías colaborativas debido al auge
que estas han experimentado en las dos últimas décadas lo que a su vez ha logrado
transformar a las sociedades en diversos campos de la vida, aunque también existan muchas
detracciones a este nuevo modelo económico y de negocios, pues han colocado en la mesa
criterios que afirman que sus postulados no consisten en una economía compartida como
podría suponerse y que más bien forman parte de los criterios clásicos de economía pero
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centrados en la innovación y tecnología muy en boga en el Siglo XXI. Sin embargo, todo esto
ha llevado a elevar estilos consumistas en las sociedades que lo han aceptado cambiando
modos de vida ligados al hecho de generar ingresos adicionales. Las economías colaborativas
no deben ser comprendidas como una totalidad en sentido homogéneo, sino que más bien
las acciones que se practiquen en mismas bajo este concepto deben ser entendidas como
muy heterogéneas, llegando incluso a situaciones de contrariedad y antagonismo (Gil, 2018).
Tan grande se ha hecho su participación en la sociedad que muchos creen que el
consumismo ha instalado su modelo de economía o negocios en estos tiempos y con una
visión que indica que vino para quedarse y cambiar incluso estilos de vida, determinando por
esto que sea del interés de muchas disciplinas económicas, sociológicas o técnicas. Su
crecimiento ha sido tan rápido que en diversos aspectos todavía no se tiene muy bien definido
su interpretación o análisis, dando lugar a muchas interrogantes en el desempeño que se tiene
de éste. La participación del consumidor es el eje asimismo de estas relaciones, pues su
presencia activa ha motivado el respectivo crecimiento exponencial en tan poco tiempo. Una
de las características esenciales para su presencia es que toma muy en cuenta al aspecto
tecnológico e innovador de estos tiempos, lo cual es un aliado muy favorable para su éxito. En
este sentido se diseñan nuevas estructuras de reingeniería que modelan los nuevos tipos de
negocios o emprendimiento, pero que sobre todo están muy ligados al sistema capitalista
donde mayormente opera, haciendo muy dinámicos los procesos de oferta y demanda en los
diversos mercados en los que participa, pero que da muchos dolores de cabeza cuando se
hablan de interpretaciones jurídicas o legales o ligadas a la actividad laboral. Las plataformas
digitales existentes y muy comunes hoy en día son su arma fundamental para llegar al
consumidor en el momento oportuno, con menor costo y mejor servicio.
Aunque su idea es compartir los negocios puede haber de por medio un beneficio anhelado
por las partes, convirtiéndose a su vez en un juego no sólo económico, sino también del
marketing, psicología, entre otros campos. Se abre así, un mundo de oportunidad para los
mercados convirtiendo al consumidor en un ente proactivo, pero donde deberá existir la
confianza, sostenibilidad, cooperación (peer to peer) y mucha paciencia para afrontar los ries-
gos que conlleva. Las relaciones jurídicas ante este nuevo modelo deben ser muy bien
detalladas o determinadas, pues aún hay muchos aspectos ambiguos para poder
establecerlas de manera real, pues muchas nociones de la economía colaborativa resultan
todavía complejas al presente en los contextos económicos, siendo rescatable añadir que
estas economía llegan a ser transversales cuando se hablan de la idea de intercambio del que
forman parte, suscitando al final una lucha por la competencia de los mercados en los cuales
el consumidor es el principal y último decisor, pero en los que varios caos no exista una
regulación o marco jurídico adecuado. De esta forma se pasa de una economía tradicional a
otra de sentido colaborador, pero que cada día busca una nueva manera para establecerse
permanentemente, pues sabe que la tecnología en la cual se apoya, llegó para quedarse.
¿Qué es economía colaborativa?
La expresión economía colaborativa aparecida en el año 2010 se deriva del vocablo inglés
Sharing Economy, cuando los estudiosos, Lisa Gansky, Rachel Botsman y Roo Rogers lo
emplearon de forma separada. Alude a un modelo económico de negocios que usan bienes
infrautilizados de agentes privados y que tienen un propósito no lucrativo (Gansky, 2010;
Botsman y Rogers, 2010), aunque es preciso señalar que también existen otras expresiones an-
glosajonas muy comunes al respecto como Peer Economy, Collaborative Economy o
Collaborative Consumption. No obstante, con el paso de los años se sumaron plataformas
virtuales y que tenían como propósito de negocio el lucro, por ejemplo: Uber, Airbnb, Rappi,
entre otras más (Plaza et al., 2018), siendo todas ellas de variada constitución y condición de
acuerdo al tipo de negocios respecto al caso específico y los bienes infrautilizados, pero siem-
pre apoyándose en el empleo del internet en los tiempos actuales en boga de la tecnología.
Asimismo, Stephany (2015) califica a la economía colaborativa como un prototipo que
considera al valor de tomar en cuenta activos infrautilizados y de ponerlos en contacto con
acceso para todos los usuarios del medio con la finalidad de disminuir la necesidad de poseer
la posesión sobre tales activos. Doménech (2015) afirmó que la economía colaborativa
significaba un nuevo sistema de producción con mucho nexo con el modo tecnológico que le
facilitaba acceder a nuevos productos y servicios, siendo así un fenómeno de carácter
económico-tecnológico que gozaba de enorme apoyo en la tecnología de información y la
comunicación, las webs y otros más. Además, Sundararayan (2016) lo enunció como una
configuración con gran cantidad de usuarios que tiene incidencia en el capital y que tiene
con objetivo a la persona, mientras que Bulchan y Melián (2018) la definen como la venta,
intercambio o cesión de productos o servicios, fundamentalmente por lado de las personas a
través de plataformas digitales en línea que facilitan conectarse y efectuar la gestión del
vínculo entre los proveedores y los consumidores empleando los proveedores los mecanismos
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propios, contando con autonomía para su organización y sin lograr tener la dimensión de una
pyme.
No obstante, ante tan variadas definiciones y otras más, Lizama y Lizama (2020), la definen
como la economía colaborativa que se centra en generar posibles contextos de
compartimiento, que de manera normal son digitales, donde individuos con anhelos colectivos
o requerimientos complementarios efectúan intercambio de valor o copera para alcanzar un
objetivo colectivo. Dicho de otra forma, la economía colaborativa abarca cualquier actividad
que se centren en la categoría P2P (peer to peer), de usuario de internet a usuario de internet
y que tiene su fundamento en el hecho de poder adquirir, distribuir, comercializar o dar
facilidades para comercializar los bienes subutilizados entre los dueños de estos y los
consumidores finales que desean gozarlos (Llanos, 2020).
Como puede verse existe una variada gama o formas de expresar lo que significa economía
colaborativa logrando todas tener un mismo significado de fondo en la que se tratan de
compartir los servicios y los principales efectos de su constitución, pero apoyados en las
plataformas digitales del mundo tecnológico de hoy, lo que ha llevado a cambiar los sistemas
productivos y estilos de vida de las naciones en la que prevalecen las manifestaciones
consumistas. Todo esto genera nuevas formas de emprendimiento e innovación, principal-
mente en economías en desarrollo y ha derivado en la aparición de nuevas nociones en
temas económicos, de marketing, tecnología, finanzas y hasta nuevas interpretaciones en
campos jurídicos y legales.
La imagen de por medio basado en el marketing
Ganarse un nombre en base de la economía colaborativa es de gran relevancia para el éxito
comercial de un producto o servicio. Es necesario señalar primero la confianza que se debe
generar en el mundo de los negocios que trabajan bajo este nuevo modelo hoy en boga. Se
habla que estamos viviendo la era de la economía de la reputación, en la que la percepción
desempeña un rol de mucha trascendencia, más que todo cuando se habla del entorno
digital que debe tratar de darle más consistencia a fin de sustentar sus preceptos. Todo lo que
se habla o diga sobre algún producto o servicio incide en el poder de decisión que tendrán los
nuevos consumidores (Máynez y Gutiérrez, 2016). A, que se apunta a alcanzar la debida
calidad es menester crear una percepción con enorme sentido positivo en los consumidores
finales respecto a un producto o servicio, lo que supondrá establecer un adecuado programa
de marketing buscando generar confianza y garantía por el cual se alcance un nexo
emocional elevado con tal consumidor (Ferrari, 2018). En este sentido la percepción que se
busca en la economía colaborativa es variante, pudiendo indicarse que gusta de mayor
aceptación por los jóvenes en comparación de generaciones adultas (Rodríguez et al., 2017).
López (2017) cita a Francisco Pertíñez quien afirma “la protección legal del consumidor se
sustituye entonces por una protección fundada en sistemas de reputaciones, es decir en la
opinión de otros consumidores sobre el mismo prestador de servicio, publicada a través de la
misma plataforma”.
Visto de manera más precisa se afirma que para una economía colaborativa exitosa es
fundamental desarrollar programas de marketing en los cuales se diseñen las principales
estrategias a considerar si se desea triunfar en el mundo de los negocios innovadores
apoyados en plataformas tecnológicas, pero que vayan de la mano de generar confianza en
los consumidores finales que demandan los productos o servicios en los diferentes rubros de la
economía. La confianza a la vez derivará en crear entornos donde se generen la evidente
presencia de sistemas productivos que trabajan dentro de un clima que tome en cuenta de
manera seria la reputación, la imagen en este nuevo estilo de negocios es necesaria para
poder poner más al alcance los diferentes bienes que buscan ganar sitio dentro de la mente
de los consumidores. El hecho de valerse de medios tecnológicos que resultan nuevos para las
últimas generaciones hace esencial que se valore mucho la reputación y la confianza que
deben existir en los mercados económicos que buscan alcanzar nuevos horizontes. Se crea
una visión muy íntima de los procederes en que se efectúan los negocios que asociados a
plataformas digitales buscan introducirse de manera rápida en la economía. Los nuevos
sistemas de producción son más flexibles a relaciones de interacción y de imagen que tratan
de concertar las operaciones rutinarias de manera más confiable y digna.
El verdadero significado neoliberal de la economía colaborativa
La economía colaborativa en el fondo representa nuevas maneras laborales al interno de la
economía neoliberal que vio aparecer los primeros ejercicios de este modelo en Europa en los
años 60 y 70, las que consistían en hacer uso de ciertos bienes de propiedad de otro individuo
y que estando en no valía, pudiera ser utilizado por otro individuo que lo requiriera. Ya en la
década de los 90 en plena expansión del neoliberalismo se puede apreciar una nueva visión
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adoptada por el emprendedor que logra mitigar el aspecto político y elimina el colectivo,
logrando abrirse al pragmatismo con planes individualista de gestión dando lugar a nuevas
formas laborales en los negocios. Así, surgen las economías colaborativas que ejercen su eje
básico en el carácter disruptivo de la innovación y que para su manejo adecuado no sólo se
valen de las mismas empresas y los agentes de reparto, sino que llegan inclusive a apoyarse
del Estado mediante las omisiones en política y muy poca atención a los problemas sociales, lo
que deriva en que las comunidades busquen nuevas alternativas de bienestar, lo cual es
sumado a la estructura socio-económica existente, lo que condiciona o exige la participación
necesaria del neoliberalismo. En tales situaciones es de suponerse que se dan las condiciones
para generar desigualdad de tipo socio-económico, lo que orienta a la edificación de un
mercado desequilibrado que profundiza las actividades no igualitarias (Carrión y Fernández,
2020). Viéndolo de otra forma la economía colaborativa pone la mirada en un mundo que
labore con mayor eficiencia al ser capaz de organizar los recursos con los cuales dispone con
los beneficios viables en los campos económico, social y hasta ambiental que no se pueden
ignorar. Se trata de ver en un panorama homogéneo más que un capitalismo sencillo donde
impere la eficiencia (capitalismo de plataforma). Hay por lo tanto que considerar: i) lo
complejo que resulta ser el ecosistema de agentes que participan de esta economía y sus
verdaderos propósitos (startups lucrativas, cooperativas y/o empresas sociales, etc.) y; ii) que
actualmente se presenta un escenario de intervalo de reacomodación de la revolución que
significa estar inmersos en la economía colaborativa, pues aquí es donde se deben asumir
decisiones de índole sociopolítico que conduzcan el máximo empleo de la tecnología
asignada en beneficio de la colectividad (Cañigueral, 2016).
La presencia del neoliberalismo como fondo para el desarrollo de modos consumistas
expresados por las economías colaborativas ha resultado ser un factor muy a favor de éstas,
dado que manifiestan todas las condiciones para una verdadera participación activa del
Estado mediante la falta de regulaciones y generando un clima propicio para la generación
de emprendimientos dentro de un marco que debe tomar en cuenta la problemática social,
pero que expresa su intención a través de las denominadas formas de capitalismo de
plataformas. Si bien tiene un propósito compartido y en las que se produzcan beneficios de
manera ideal, lo cierto es que no siempre se encuentran los mecanismos apropiados para su
ejecución, aunque el hecho de su propagación como medio de negocio sea de enorme
peso. Las economías neoliberales que promueven la participación individual emprendedora
con menor regulación posible han hecho precisamente que sean agentes de gran extensión
para el éxito de los negocios del nuevo capitalismo. Se abre así, nuevas rutas para la
generación del emprendimiento en las cuales la tecnología está muy apegada a la práctica
capitalista y en sí neoliberal.
El papel del Estado y del consumidor en un entorno de economía colaborativa
El rol que cumple el Estado es fundamental, el cual debe someter a evaluación los distintos
resquebrajamientos que podrían suscitarse en el mercado con la finalidad de lograr evitar que
se produzcan hechos inequitativos o injustos y de esta forma disponer de fundamentos sólidos
para poder ejercer el control y supervisión del mercado, aunque no sólo de ello sino también
de la ética y moral practicada por los empresarios con el medio. El Estado y las empresas
deben mantener un espíritu de coordinación recíproco para poder ordenar el mercado con
eficacia, lo que supondría el despeje de dudas en lo que respecta a la dinámica que existe en
el mercado por lado de las empresas que están adheridas a este modelo de negocio y que a
la vez eviten el entrampamiento de dispositivos que traban la presencia de variados productos
tecnológicos en beneficio de los consumidores que hoy en día las demandan (Armas, 2016). En
este sentido es preciso instaurar una regulación homogénea de carácter jurídico, deberes y
obligaciones de las plataformas digitales, lo que también supone adoptar medidas necesarias
en procura de la protección del consumidor por el lado de dichas plataformas, vale decir
mayor control de acceso, códigos de conducta, sistemas de evaluación limpios, etc. Con ello,
las plataformas podrán estar libres de responsabilidad que proceda de la prestación de
servicios para alojar información (no considera a otros servicios de las plataformas); a esto es
fundamental determinar pautas con sentido uniforme que faciliten la distinción entre
particulares y profesionales, para lo que se tendrá en cuenta varios aspectos como frecuencia
de servicio dimensión del negocio, rendimientos, etc., y todo esto conllevará a su vez saber el
caso específico si se trata de prestador de servicios profesional o de uno particular lo que
permitirá definir si le corresponde o no el Derecho de Consumo (Martín, 2017).
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Tabla 1. Interpretaciones de la economía colaborativa en algunos contextos
Aspecto
Descripción
Significado
Da lugar al capitalismo de plataforma
Valores
Destacan la autonomía y la flexibilidad
Marketing
Propicia enormemente la dimensión de la confianza
Emprendimiento
Posee una naturaleza disruptiva de la innovación
Economía
Modelo de negocio basado en lo colectivo
Estado
Ninguna participación en el control y regulación
Tecnológico
Empleo muy extenso de plataformas digitales o medios virtuales
Laboral
Nuevo ámbito de interpretación del trabajo
Relaciones jurídicas
Nexos: empresa-estado, empresa-trabajador, empresa-mercado y otras más.
Mercado consumista
Origina el consumo colaborativo
Ámbito de desarrollo
Contexto centrado en la informalidad
Si bien las economías colaborativas gozan hoy en día de muchas ventajas para que su
crecimiento haya sido eficaz, lo cierto es que la participación del Estado debe ser definida de
una mejor manera, dado que en este mundo disruptivo tiene aún marcos que no precisan
regulaciones a lo que interesa o encierra en sí en su desarrollo. Los demandantes en el modelo
se dedican solo a adquirir los bienes o servicios (consumismo) y quizás para ellos sea una forma
de facilitar los negocios, pero al interno de ellos hay aspectos que deben ser resueltos en favor
de la misma organización y de la propia seguridad de los consumidores, aunque se recalque
que precisamente el neoliberalismo le favoreció a su rápida extensión en detrimento de una
participación activa del estado. La Tabla 1 muestra algunas variantes que ha sufrido la eco-
nomía colaborativa en ciertos campos.
Los nuevos desafíos a enfrentar
La economía colaborativa presenta un gran desafío en los negocios de hoy respecto al
empleo masivo de las TIC´s pues se convierte en el mayor instrumento tecnológico y del
internet, dado que se viven los mayores adelantos de este tipo en siglos y que de alguna forma
llevaron a revolucionar las interacciones de los seres humanos con sus respectivos entornos,
permitiéndoles efectuar muchas actividades de manera más simple, pero teniendo en cuenta
que también todavía este mundo es algo desconocido por una gran parte de los individuos
debido a su poca relación o ganas de inmiscuirse en el ambiente digital que está en apogeo
en el planeta (Salazar et al., 2020). Asimismo, Pertíñez (citado por López, 2017) señala que está
de por medio en saber establecer los parámetros en las que el prestador del servicio se
desempeña como un empresario, dado que en la economía clásica al partirse del precepto
de quien prestaba el servicio era un empresario, todos los esfuerzos en materia legislativa,
jurisprudencial y doctrinal tiene su centro en poder definir la noción de consumidor estando
ahora el caso en saber definir la noción de prestador de servicio ad hoc que logre establecer
el contexto de aplicación de los dispositivos de consumo a los servicios que se prestan
mediante las plataformas de colaboración. Además, de acuerdo a estudios recientes se
encontró que dentro de la economía colaborativa los términos más anhelados por los
consumidores y a satisfacer por las empresas son la comodidad, economía y facilidad, las que
vislumbran una identificación con el confort con podrán ser el sentido acogedor y el precio
sugerido; luego de esto se ubican la gastronomía, el turismo y el ahorro, por lo que los desafíos
están cada vez expandiéndose y obviamente apoyados por las plataformas digitales que
buscan satisfacer los requerimientos en el menor tiempo posible (Carpio y Montes, 2020).
Además, la economía colaborativa también llamada economía de pares logra ser
desempeñada con el uso de plataformas digitales que permita vincular a las personas, las
cuales no necesitan tener un título o licencia que haya sido otorgado por alguna autoridad de
la jurisdicción, puedan llevar a efectuar su trabajo; de esta forma las plataformas digitales de
intermediación solo poseen responsabilidad respecto a la información que ofrecen y las que
son proporcionadas por los propios sujetos o usuarios de esta (Bazán, 2022). Es por ello, que
resulta de conveniencia dar una regulación al consumo colaborativo, ya que no hacerlo
produce diferencias en relación al trato del consumo clásico, en el hecho que ambos ejerzan
competencia en un mismo mercado, ya que en razón a los preceptos constitucionales de
igualdad y libre competencia queda sin sustento que haya tratamientos de preferencia de
ninguna clase ya sea por existir una regulación o carencia de la misma (Tupayachi, 2019).
Con aspectos todavía no muy bien configurados, la economía colaborativa tiene una gama
extensa de desafíos por resolver a lo que representa realmente estar en vigencia en el mundo.
Hay que saber definir el auténtico rol del empresario y prestador de servicios dado que en
algunos tiempos representan lo mismo, pero dentro del nuevo modelo no es aún precisado.
Asimismo, está el hecho que aún el campo tecnológico por desarrollar tiene un amplio camino
que pueda dar respuesta a la enorme dimensión que tiene en los consumidores y en la
sociedad en general. Hay mucho por saber o conocer y establecer reglamentaciones que
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puedan resolver circunstancias dubitativas, pero que en el porvenir tiene como objetivo el
confort de la colectividad. Como la economía colaborativa está cada día más presente en
diversos rubros de la economía, los desafíos son y seguirán siendo aún grandes, al menos por
un tiempo largo y más sabiendo que los tiempos son cambiantes de forma acelerada, de
manera tan disruptiva y en la que cada vez las plataformas digitales forman parte de nuestra
vida, aparte del hecho de saber identificar de manera más exacta la participación del Estado
y de cada uno de los agentes en este nuevo mundo económico.
El mercado informal existente en el nuevo modelo
El estado de informalidad en las empresas colaborativas es causado por la carencia de
reglamentación fiscal, gestión, apalancamiento de tipo operacional, y otros s que facilite
desempeñarse con transparencia. Respecto a la formalidad es preciso señalar que los
beneficios que se obtengan de este modelo de economía tienen un sentido de índole
igualitaria, sostenible y con un basamento que tiene su explicación en la cultura de la
organización como ocurre en la economía clásica existente. Además, es preciso agregar que,
en lo relacionado a la regulación fiscal, cada acción de tipo colaborativo tiene que ser
estudiado y estructurado de manera legal y tributaria, a fin que haya un control y pretenda
ampliarse la base tributaria (López, 2021). Apues, vemos que las plataformas digitales suelen
ser centros de generación de nuevos mercados que operan y monetizan ejercicios que tenían
lugar de manera local e informal. El establecimiento de patrones de estandarización
informática conlleva a prácticas de intercambio que bien abren las vías para que se pueda
escalar o crecer de manera exponencial. No obstante, si bien aumenta la dimensión del
negocio, las compañías que fueron capaces de gestar tales portentos deben buscar opciones
que permitan conservar las cualidades de informalidad que está muy relacionado al tipo de
actividad que ejecutan, lo que dicho de una manera más explícita opera a la vez como un re-
clamo con connotación comercial y como argumento para poder esquivar la presión fiscal
del entorno. Así, la brecha entre lo expresado y ejecutado hace que muchos agentes
involucrados, incluso la opinión pública, se hallen en situación de encierro por no saber
manifestarse sobre el auténtico carácter de dicho portento (De Rivera et al., 2017). A esto hay
que agregar que la regulación del empleo que producen las plataformas digitales de delivery
es tan elemental como lo es el hecho de regular el trabajo independiente o autónomo, el
mismo que se desenvuelve en altas condiciones de informalidad (Dinegro, 2020).
Si bien se ha mencionado que la economía neoliberal presenta muchos aspectos para su
rápida expansión y crecimiento, lo cierto es que una de sus desventajas en la informalidad en
que se desenvuelve dado por el hecho que no se sientan las bases para poder reglamentar las
diversas transacciones que se producen en el mercado, constituyéndose en el fondo un real
peligro para la subsistencia de las empresas que están inmersas dentro de este modelo. Las
prácticas comerciales puede que se vean favorecidas por la falta de regulación, pero
también un enorme riesgo para poder ejercer nuevas operaciones prometedoras en la
economía, lo cual sumado al libre ejercicio de apoyarse en plataformas digitales los convierte
en cierto modo negocios de incertidumbre o que sean vulnerables a cualquier coyuntura que
se pueda presentar en el entorno económico. Hay que señalar que en muchos países o regio-
nes del mundo capitalista todavía prevalece la informalidad, por lo que esta nueva de
practicarlo o falta de condiciones apropiadas que hagan que esto disminuya harán que las
transacciones gocen de la transparencia que realmente deberían tener siempre y todo esto a
la larga evitará que el Estado pueda recaudar los ingresos que realmente le correspondería
como empresas que son o al menos reducir la presión fiscal que ello conlleva.
Panorama a la vista de la economía colaborativa
El crecimiento de las empresas dentro de la economía colaborativa ha sido vertiginoso, tanto
así que las expectativas están creadas para los siguientes años tal como lo vaticinan algunos
entendidos y consultoras estudiosas del boom del momento. Por ejemplo, en el 2016, la
empresa Brookings divulgó un estudio que realizaron, que estimaba que la economía
colaborativa crecería en alrededor de 20 veces entre 2014 y 2025 (de 14,000 millones a 335,000
millones). Asimismo, ese año, la consultora PWC afirmó que en 2015 solo 5 categorías lograron
generar ingresos de plataformas digitales por un monto de 4,000 millones de euros y
permitiendo operaciones en Europa por un total de 28,000 millones de euros y, estimaban que
para el 2025 muchas unidades de la economía colaborativa llegarían a rivalizar en volumen
con sus pares clásicos por un monto de 80,000 millones permitiendo operaciones de cerca de
570,000 millones de euros. No obstante, pese a los vaticinios muy halagadores para este
tiempo, lo cierto es que en los últimos años aparecieron algunas falencias o debilidades del
modelo de economía o negocios, tanto así, que algunas empresas quebraron y en otros casos
algunas categorías de la economía no lograron concretar la fortuna. De este modo, empresas
representativas del modelo se inclinaron a prototipos que significan la ortodoxia. Por ejemplo,
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Uber pasa por un periodo de letargo debido a las condiciones que se autoimpuso, mientras
que Airbnb tiene una visión incierta a causa de estar enfocada en criterios de legitimidad y
poder dar justificación a lo alto de su valor. Tal es así, que algunos entendidos creen que quizás
ya se pasó el punto máximo de la economía colaborativa (Slee, 2018).
Estas predicciones realizadas en años previos y con la certeza que se llegaron a cumplir ya en
cierta manera y aún tienen una visión favorable constituyen los fuertes que por hoy se tienen
del nuevo modelo económico de negocios. Las prácticas de economía colaborativa han
significado buenas proyecciones efectuadas en Europa, tal como se ha podido observar,
siendo de la misma forma en otras realidades consumistas o capitalistas del mundo donde la
ley de la oferta y la demanda está en ejercicio permanentemente. Asimismo, su ingreso a
nuevos sectores económicos hará que se conviertan en economías dinámicas ya que
permitirán el intercambio constante y rápido de los bienes y servicios, teniendo en cuenta que
en algunos sectores la economía colaborativa se ha posicionado como el abanderado del
desarrollo o gestión de proyectos. Esto, motivado por el hecho de tener su eje de apoyo en
plataformas digitales las convierte en centros innovadores y de emprendimiento por los
próximos años, dado que la tecnología sigue en aumento en el mundo y porque el nuevo
modelo ha roto con modelos tradicionales de negocios.
El nexo económico con el mercado consumista y capitalista
El fundamento económico de la economía colaborativa está centrado en la reducción de
costos de transacción permitiendo informarse sobre los clientes y el reequilibrio de asimetrías
de información incrementando la confiabilidad de tal información recibida (Preciado, 2018).
Así, se entiende que las plataformas de economía colaborativa, no brindan de forma directa
un bien o servicio, en vez de ello facilitan la conexión con los consumidores finales (usuarios) y
con aquellos que prestan de manera directa los servicios, proporcionando servicios conocidos
como de la sociedad de información dado que se posibilita transmitirlos por las diferentes
redes sociales. Apues, las plataformas digitales de este modelo son vistas como proveedores
en el contexto de un vínculo de consumo o consumista, siempre que su participación sea de
forma activa en la acción económica que se da mediante la web. Naturalmente, situación
diferente, se presentará cuando faciliten el hecho de poder concretar operaciones de tipo
comercial en las plataformas, como son los casos de las webs que solo funcionan como webs
de avisos de publicidad en el mercado de consumo de un C2C (Customer to Customer)
(Llanos, 2020). En sentido más estricto la economía colaborativa se constituye en una expresión
más del capitalismo existente que ofrece cambios reapropiándose y resignificando
definiciones de tipo moral como son los casos de reciprocidad y solidaridad que en el fondo
son solo distractores de lo que es en la objetividad; o sea otra manera de capturar la riqueza
sin que exista un verdadero aporte a la economía y el mercado. Pone a la autonomía y
flexibilidad como valores y como eje mayor de la economía, aunque se diga que es una forma
del desarrollo tecnológico, a la vez hace una redefinición del concepto del tiempo que se
destina al trabajo, incidiendo que el riesgo es atribuido a los colaboradores y no a los dueños
de las organizaciones que las practican; todo esto produce un enorme reto a los entes
reguladores al que ingresa empleando el lobby y la forma de ejercer presiones de índole políti-
co a nuevos convenios, llegando en casos a afirmarse que es un regreso a una forma de
explotación anteriores al capitalismo (Suárez, 2018). Ante esto, se puede agregar algunos
detalles propios que se derivan de ello, como es el hecho que la economía colaborativa al ir
de la mano del mundo tecnológico, esta no va ligada de una regulación de tipo tributario
que logre ajustar el régimen fiscal a las transacciones que se efectúan en su interior, siendo así
que se deban implementar a dichas operaciones, dispositivos no pensadas para ellas, lo que
conduce a observar un panorama asimétrico y trabas para estas acciones que resultan ser
ventajosas para las sociedades dado que facilitan consumos con sentido racional que
orientan a que se logren estas sin posibilidad de riesgo fiscal de incumplimientos, lo que a la
larga determinaría regulaciones en tributos, cobro de intereses de mora y hasta sanciones
respectivas (Durán, 2020). Con todo esto y otros aspectos adicionales ha dado lugar que se
logre diseminar la noción de “capitalismo de plataforma” en alusión a las plataformas de
economía colaborativa que hoy por hoy están multiplicando el pensamiento y realidad
neoliberal hacia nuevas dimensiones o contextos sociales constituyéndose en nuevas formas
de capitalismo idealizado, pero que en antagonismo a ello, están orientando de manera
reciente a la creación de un “cooperativismo de plataforma” que son medios que
proporcionan los mismos servicios pero teniendo en el fondo otro sentido en lo referente a los
aspectos sociales y productivos (Gil, 2018). Hay que agregar que existen naciones en la que la
economía no oficial manifiesta apoyo, además que una gran participación de la actividad
económica es hecha por instituciones de tipo asociativo o no lucrativas, ni menos pasar por
alto precisamente las actividades que se derivan de la economía colaborativa como son las
prácticas cooperativistas (Domínguez, 2017). Se observa, entonces, que la economía colabo-
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rativa a través del consumo colaborativo, es actualmente un quehacer omnipresente que se
configuró en forma progresiva como una subdisciplina económica que ejerce la
representación de un contexto en resiliencia frente a la recesión económica al ofrecer
oportunidades y respuestas a las incertidumbres que se originan, así se está frente a una
sociedad de cambio y se constituye de forma eficaz conforme a las nuevas necesidades de
las sociedades existentes, recalcándose que ejerce una fuerte presión en el campo de la
innovación (Sastre y Inglada, 2018). La economía colaborativa surge como una opción rela-
cionada a costumbres muy remotas como lo fueron el trueque de recursos y capacidades
para dar satisfacción a los requerimientos del consumidor; se puede decir que desempeña
una incidencia de crecimiento económico como configuración de modelo de negocio
(Fonseca y Estela, 2020). En un sentido estricto, las empresas de la economía colaborativa se
constituyen en intermediarios que permiten la concreción de negocios entre sus usuarios: la
plataforma digital es, así, un escenario en el cual la oferta y la demanda de un bien o servicio
logran confluir, conduciendo a la perfección de operaciones (Calderón, 2021).
Así, los nuevos mercados en los cuales se presenta la economía colaborativa expresan las
meras formas del consumismo racional que se presenta por las mismas condiciones de
necesidad que manifiesta el mismo mercado, poniendo en relieve practicas rutinarias
económicas dentro de situaciones de autonomía y ejercicio de la moral, donde se busquen
justificar actividades laborales como algo natural dentro de las economías capitalistas, lo
mismo cuando ocurre en lo referente al trabajo ejecutado no pudiendo precisarse en varios
casos a quien corresponde determinada función al hacerlo, ya que en ocasiones se tengan
que hacer uso de lobby´s o presiones de tipo político. El consumidor o demandante se
convierte en la razón de ser de las economías capitalistas y, por ende, de las economías de
sentido colaborativo, llegando incluso a diseñar esquemas que puedan convertirse en mode-
los de sistemas cooperativos o con una visión social. El mismo ejercicio de esquemas no
regulados hace que sea evidente el uso de modelos falto de valores, aunque se quiera dar
justificación a ello, llegando en ciertos casos a entablar juicios sobre nuevas formas de
explotación.
El contexto jurídico de trabajo en condiciones de economía colaborativa
Mediante las plataformas digitales, en un modelo de economía colaborativa se brindan
servicios que son realizados por trabajadores autónomos, los cuales poseen libertad para
establecer cómo y cuándo pueden ofertar sus servicios; no obstante, también los dueños de
tales plataformas están en capacidad de participar en el servicio, por lo cual se está frente a
un panorama que muestra independencia y al mismo tiempo dependencia, lo que queda
evidenciado en la existencia de un escalafón de trabajador que no se haya dentro de una
regulación (Monzón, 2019). Así, la fundamentación jurídica de la economía colaborativa de
manera similar como sucede con otros casos en el Derecho del Trabajo, como es la
descentralización productiva, estriba en la libertad de empresa. En muchos casos la economía
colaborativa y descentralización productiva coinciden en la manera de actuar como ocurre
en el crowdwork que viene a ser una atomización de la gran cantidad de prestadores de
servicios individuales a través de actividades que anteriormente efectuaba una matriz, que
pudiera ser la contratista mediante ciertos trabajadores y que en la actualidad se engranan
mediante un número de contratos mercantiles de arrendamiento en los servicios (Preciado,
2018). Ahora, es preciso indicar un planteamiento de diferenciaciones que orienten el sentido
de los negocios que se trate y poder establecer si existe contrato o no entre el hecho de
aplicarlo y los usuarios. Las plataformas virtuales de servicios se hallan presentes en los
mercados de transporte y reparto y distribución y las de activos en los mercados de hospedaje
y financiamiento. Considerando la diferencia entre activo y servicio, sólo se puede establecer
si hay contrato de trabajo en las plataformas virtuales de servicios dado que en las de activos
se carece de un elemento fundamental para que exista contrato laboral (no existe trabajo),
habiendo, también una distinción con el objeto de la relación laboral (es el activo y no el
trabajo). En cuanto a las plataformas virtuales de servicios se debe realizar una diferenciación
entre los mercados de transporte de individuos y distribución de pedidos y reparto con el
propósito de poder aclarar si hay vínculo de subordinación o dependencia entre la aplicación
y los transportistas y repartidores dependiendo de la situación (Lizama y Lizama, 2020). Según el
campo jurídico del contrato, solo hay pocos estudios para poder afirmar de manera
contundente el carácter del contrato y aún más el desapego entre el contrato laboral y no
laboral, lo que podrá precisarse posteriormente con mayores estudios y con resoluciones
jurisprudenciales (Armas, 2016). En un sentido más estricto se puede afirmar que las plataformas
digitales son capaces de poder cuantificar los rendimientos de la masa trabajadora,
facilitando la generación de regímenes artificiales de la meritocracia logrando con ello dar
justificación a la separación del mercado laboral de aquellos trabajadores considerados
menos competitivos, lo que a la larga conduce a que el microemprendimiento pueda tras-
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pasar la totalidad de la responsabilidad del esperado éxito laboral a una persona con
capacidades aisladas, desprotegido, siendo a la vez que los regímenes particulares de
contratación se constituyen en abastecedores de oportunidades en vez de sujetos que
facilitan la explotación laboral (De Rivera et a., 2017). Además, el ordenamiento de tipo
jurídico no presenta las condiciones para establecer de manera ideal una visión como debería
serlo en la práctica. Por esto se dice que la solución más factible está destinada a integrar el
trabajo en la economía colaborativa en alguno de los mecanismos existentes: el salariado y el
autónomo, pero tampoco es aceptado del todo el hecho de estar autorregulado y apartado
del Estado en el caso de lograr determinadas extensiones propias de su desarrollo y, para ser
s exacto la regulación del trabajo en plataformas digitales no contribuirá a alcanzar una
solución relacionada a la economía colaborativa en misma, sino que es suponerse que se
perjudique por la desconfianza de aquellos que aplican las leyes, por la aplicación de
economía impropias y más que todo por el hecho de prestar atención hacia las acciones
económicas pretendiendo que todas estén dentro de la regulación pensada, así la jerarquía
vigente no podrá mantenerse largo tiempo (Rodríguez-Piñero, 2021). Debemos también
agregar que en la economía colaborativa se debilitan con mayor énfasis, las relaciones
jurídicas de empresa-estado, empresa-trabajador y empresa-mercado, entre otras más que se
limitan a sujetarse de cara a condiciones de equidad y el derecho (Armas, 2018).
Viéndolo desde otra óptica como lo es lo laboral, las economías colaborativas presentan
como etiqueta el hecho de poder practicarlas por la existencia de libertad de empresa, lo que
es muy común en economías capitalistas y que ahora se solventan en las plataformas digitales
muy en auge, y que encuentra en ellas los medios para poder ejercerla de manera individual
gestando economías o negocios emprendedores mediante la prestación de servicios. Así,
poco a poco surgen los microemprendimientos, donde deberá precisarse el trabajo respectivo
que hace cada agente laboral o como participa en ella estableciendo su correspondiente
función. Desde luego, que en este aspecto los mercados son vulnerables a que se puedan
producir atropellos en el desempeño de las tareas o actividades propias del negocio. El hecho
de no poder establecer de manera precisa siempre la labor de cada uno, las hará susceptibles
que se pueda señalar como campos no aptos para desarrollar actividades laborales en la
escala que les corresponda, donde la meritocracia tampoco será tan confiable como
parezca, pero por el hecho de generar servicios con un beneficio respectivo las harán
merecedoras de las justificaciones que el mercado encuentre en ellas. Es aún complicado
establecer las condiciones de trabajo en las que puedan desarrollarse y la responsabilidad de
cada uno de los agentes por prestar servicios o compartir intereses.
El boom de las empresas colaborativas
Al desarrollarse la economía colaborativa, esto ocasionó que muchas empresas en el mundo
se encumbren apoyadas en el apogeo de las plataformas digitales (ejemplo: Airbnb, Booking y
otras más). Así, estas plataformas digitales se convirtieron en las nuevas vitrinas de interacción
de la actividad social de los individuos centrados en una economía de tipo consumista, lo-
grando influenciar en el quehacer de millones de individuos y en el progreso de estos,
contribuyendo a su libertad al dar satisfacción a sus necesidades (Gutiérrez, 2018). En este
sentido aparecían nuevas opciones para un mercado ansioso dispuesto a cambiar incluso
estilos de vida y que en mayor proporción estaba representado por los jóvenes, aunque sin
descuidar a la población en general. Booking fue creada en 1996, pasó a ser de una simple
startup holandesa a ser una las principales plataformas digitales en el globo, mientras que
Airbnb nació en 2008 cuando de manera casual algunos diseñadores prestaron sus
alojamientos a viajeros; hoy en día Airbnb tiene presencia en casi todo el mundo en la que sus
consumidores buscan intereses comunes y la empresa busca dar garantía y confianza a través
de las diversas operaciones que efectúa (Airbnb, 2020). En lo que respecta a Uber se puede
decir que el aspecto tecnológico se constituye como estrategia medular sumado a las
condiciones económicas monopolísticas del mercado que permite establecer reglas de tipo
económico y jurídico que las impulsan a disminuir los precios para asfixiar a los clásicos
competidores representados por los taxistas, lo que una vez desaparecida la competencia son
capaces de gerenciar el mercado y establecer los precios más convenientes para la empresa
(Davidson, 2014), pero tanto Uber como Airbnb buscan crecer como les sea posible y son de
propiedad privada, por lo que no se ven en la obligación de informar de su situación
financiera, siendo así que la información que poseen en sus plataformas no puede ser vista por
una persona ajena al negocio, pero tienen un gran estímulo para plasmar modelos anteriores y
pasar como si lo fueran (Slee, 2018).
En realidad, las empresas colaborativas, obviamente, alcanzaron su esplendor debido al
crecimiento de la economía colaborativa, ingresando la mayoría de rubros o actividades
económicas, aunque las saltantes se han dado en los sectores de transportes y distribución,
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alojamiento y turismo, etc. El mercado en el mundo se presenta aún favorable para seguir
extendiéndose y de esta manera a formar parte del nuevo estilo gerencial en negocios y
donde la mayoría está enfocada más en un mercado meta conformado por jóvenes y con
capacidad económica para poder gastar o consumir. Estas empresas están alineadas al
mínimo a programas de marketing que las capaces de adaptarse a las nuevas necesidades
que aparezcan en los mercados y donde la interacción humana es clave para poder pensar
en un éxito de la misma organización empresarial. La gama de empresas que conforman el
grupo están dispuestas a cumplir los sueños de los individuos en el más breve plazo y donde los
sistemas digitales jugarán un papel relevante en la cercanía con ellos.
Ejemplos de sectores y empresas con genio innovador y productivo
La incidencia es enorme en la actualidad de la economía colaborativa que es visto con un
modelo que genera innovación y producción a escala 1, o sea que impacta a todos los
sectores dándole un sentido de creatividad. El comercio de servicios creativos muestra una
tendencia en crecimiento del 70% de mayor rapidez que los bienes creativos. Entre estos se
puede apreciar: i) en el caso de financiamiento colaborativo se presentan Catarse, Idea.me o
Patrocinarte; ii) en artesanía y manualidades tienen a Etsy que facilita generar ingresos y
además con el Programa Etsy Maker Cities se contribuya con los municipios en el progreso del
medio; iii) plataformas que brindan espacios comerciales para hacer eventos de cualquier
fondo; iv) en situaciones de eventos masivos como Copa América, JJOO Río, maratones,
ferias, etc., Airbnb ha efectuado convenios con las ciudades; v) en el caso de hospedaje para
turistas, a lo que se suma las cenas con anfitriones y turistas o la contratación de un guía; vi) en
la ejecución del crowdticketing (que es la preventa de entradas para lograr la realización de
un evento); vii) para la venta de entradas de eventos en segunda mano, como es el caso de
Ticketbis y que se comparten en Shareapass; viii) para compartir cuentas como NetFlix, HBO o
Spotify, aunque podría convertirse en una forma de delito, ix) en el alquiler de instrumentos
musicales, como es el caso del ayuntamiento de Vancouver que creó una biblioteca pública
de instrumentos; entre otras (Buenadicha et al., 2017).
Estos ejemplos mostrados son sólo algunos de los muchos casos que hay en el mundo en los
diversos sectores, pero que muestran situaciones en las que aparentemente o nada se creían
que podían haber ingresado al campo de la economía colaborativa a través de sus modelos
de empresas. Las empresas de este nuevo modelo de economía son vistas como grandes ejes
de producción, innovación y desarrollo de las sociedades de hoy. Lo más saltante de los
ejemplos es que también aparecen en realización de grandes eventos mundiales donde se
puede observar que existe un amplio programa de coordinación para organizarla con las
ciudades convirtiéndolas en megaproyectos en el mundo, siendo otros casos los vistos en el
mundo de la diversión, turismo y financiamiento de negocios. La Figura 1 muestra conceptos
que posee la economía colaborativa.
Figura 1. Consideraciones relevantes de la economía colaborativa.
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CONCLUSIONES
La economía colaborativa muy en boga en los últimos tiempos aparece como consecuencia
del desarrollo tecnológico y de manera más precisa por la aparición de plataformas digitales
que sumado al modelo económico del capitalismo o neoliberalismo pusieron las condiciones
para su desarrollo exponencial. Este modelo de negocios equivale decir a un proceso de
intercambio de bienes y servicios con el único interés de brindar una contraprestación de tipo
económico. Las empresas que surgieron están más enfocadas dentro de los rubros de
transporte, alojamiento, distribución o comida rápida, entre otras. Dentro de la mayor virtud
que presenta el modelo es que ha logrado reducir la contaminación de gases que emanan los
vehículos o alcanzar un mayor ahorro producto de las actividades de alojamiento con precios
accesibles para el mercado existente. Por el contrario, también manifiesta consecuencias
negativas como ocurre en el caso del alquiler o transporte, incluyendo los casos de aumento
de costo de vivienda para alojamiento. A esto, también se le suma el hecho de las
condiciones no bien establecidas en el aspecto laboral por la existencia de situaciones no
bien reglamentadas de la actividad de trabajo o no. En sí, todo su proceso involucra serias
discusiones que se han tenido y aun se dan al interno del capitalismo, motivada por una
economía netamente consumista. Visto de una manera contemplativa se puede señalar que
su futuro estará en función de cuan útil resulte ser para el consumidor corriente, así como le sea
tan fácil poder adaptarse a situaciones complejas a las que tal consumidor se verá
enfrentado, lo que significa que se deba resolver problemas de equidad y sustentabilidad que
resultan no ser fáciles en sociedades que promueven el capitalismo.
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