Así, el bienestar de los empleados y la productividad de las empresas han sido temas de gran
interés en la literatura de investigación y en el día a día de las organizaciones, y la justicia
organizacional es uno de los factores que influyen en el logro de estos resultados. Existen diversas
teorías que tratan de explicar el impacto de la percepción de justicia laboral, enfatizando la
relación mutua que debe existir entre el trabajador y el empleador, pues la justicia genera
sentimientos de confianza, compromiso y lealtad, lo que influye en un mejor desempeño y
actitudes positivas en el lugar de trabajo, todo lo cual resulta de acciones internas realizadas en
el ambiente de trabajo, tales como selección de personal, evaluación de desempeño,
resolución de conflictos, entrega de premios y despidos.
Desde una perspectiva métrica, la literatura científica tiene diversos instrumentos para la
medición de justicia organizacional. No obstante, la Escala de Justicia Organizacional (EJOC)
de Colquitt (2001) es la más empleada (Maharee-Lawler et al., 2010). Colquitt (2001) construyó
y validó el constructo de justicia a partir del modelo propuesto por Greenberg (1987).
Dentro de los estudios previos, se encontró investigaciones en Ecuador, Argentina, Puerto Rico,
España, inclusive en Perú, los cuales a continuación se detallan.
Duque-Oliva et al. (2018), analizaron las propiedades psicométricas de la EJOC de Colquitt,
obteniendo índices de ajuste adecuado (CFI = ,955, NFI = ,952); sin embargo, el índice de error
excede el parámetro permitido (RMSEA= ,162) por lo cual depuraron la escala, quedándose con
un instrumento de 13 ítems y no de 20 como propuso el autor principal. Por otro lado, Omar et
al. (2018) presentaron las evidencias de validez factorial y propiedades psicométricas de la
versión argentina, aplicando a una muestra de 406 trabajadores. En los resultados, analizó el AFC
obteniendo índices adecuados en el modelo propuesto por el autor S-Bχ2/df = 2,36; PGFI = ,61;
CFI = ,94; TLI = ,91; RMSEA = ,03, IC 90% [,02; ,04]; AIC =401,64), en donde los ítems además se
ubicaron en las dimensiones esperadas en el AFE. Mientras que, Rodríguez-Montalbán et al.
(2015) evaluaron psicométricamente la EJOC en una muestra de 383 personas trabajadoras en
Puerto Rico. En el análisis de resultados, determinaron una escala con cuatro dimensiones, pero
con ajustes de datos corregidos: χ2 = 1340,84 (164) p <,001, RMSEA = ,07, CFI = ,95, NFI = ,94, IFI =
,95, AIC = 1432,84, χ2corregido = 932,80 (164) p <,001, CFIcorregido = ,95, NFIcorregido = ,95, IFIcorregido = ,95,
AICcorregido = 1344,40. Y, la confiabilidad reportó índices entre: ,88 y ,94. También, Díaz-Gracia et
al. (2014) validaron la EJOC por medio de la participación de 460 trabajadores españoles, dentro
de los resultados obtuvieron índices adecuados en la escala propuesta inicialmente, en donde
el CFI= ,94, TLI= ,93, RMSEA= ,06 y SRMR= ,05. Los autores discutieron diversas posibilidades para
mejorar los índices; sin embargo, consideraron pertinente no modificar la estructura inicial de la
escala.
Por último, en Perú se encontraron estudios en Trujillo, Chimbote y Lima; sin embargo, Rojas (2018)
presentó una estructura con dos covarianzas (ítems 6-7 y 17-18) para obtener los siguientes
índices: (x2 /gl = 2.59; RSMEA = ,063; SRMR = ,04; CFI = ,96; TLI = ,95). Mientras que Flores (2020)
presentó una estructura con los siguientes índices de ajuste global CFI= ,91, TLI= ,90, PNFI= ,74 y
RMSEA= ,087. Por último, Otayza (2021) analizó el modelo teórico obteniendo índices CFI= ,95,
TLI= ,91 y RMSEA= ,072.
Tal como se relata, existen diversas investigaciones que han podido trabajar con la escala; no
obstante, en su mayoría no cuentan con índices de ajuste y error adecuado, por lo cual es
oportuno revisar la escala en un nuevo contexto con lo cual se podrá contrastar o discutir los
resultados presentados por los diversos estudios.
Dentro del fundamento teórico, Colquitt (2001) parte de la consideración que la justicia es
importante en toda organización, dado que los empleados trabajan por salarios y condiciones
justas. Donde Ford y Huang (2014) aportan que los trabajadores perciban la inequidad en su
espacio laboral, se reflejará en su desempeño y por supuesto en problemas directamente con
su salud.
Para medir la JO, Colquitt utilizó la propuesta teórica de Greenberg (1993), quién considera
cuatro dimensiones: Justicia Distributiva, Procedimental, Interpersonal e Informativa, las cuales a
continuación se detallan:
Justicia Distributiva: es la distribución de los activos tangibles e intangibles a los empleados de la
organización de acuerdo a ciertos parámetros, los cuales son:
- Igualdad: tener las mismas oportunidades para recibir incentivos.
- Remuneración: debe corresponder al desempeño del empleado.
- Equidad: es la comparación entre lo que recibe y lo que aporta.
Justicia Procedimental se enfoca en los procesos de la organización que conducen a resultados,
estos procesos deben ser procesalmente justos, imparciales, precisos y basados en estándares
éticos (Leventhal, 1980).
Justicia Interpersonal es la percepción que tiene cada trabajador de cómo es tratado dentro
de la organización, como la cortesía, la cooperación, el reconocimiento, la retroalimentación,
el estímulo y el reconocimiento de los responsables de la organización (Mladinic e Isla, 2002).