convergen en que el liderazgo sería una competencia de aquellas personas que asumen un rol
de líder, generalmente dentro de un contexto empresarial / administrativo.
El liderazgo no solo busca orientar sino también influir, pero de manera positiva, para potenciar
al resto de integrantes de un equipo de trabajo (también llamados seguidores, colaboradores o
subordinados) (Montañez et al., 2022; Maxwell, 2007). Es aquí donde aparece un elemento
importante del liderazgo y es la “influencia”, y precisamente Fischman (2000) entiende que es
una característica sustancial del líder, que se puede considerar un arte para convencer; pero,
sin imponer ninguna condición o amenaza, ya que el único fin de influir sobre el resto es para
motivar e incentivar a que se trabaje de mejor manera hacia el logro de los objetivos comunes
(Fernández, 2021).
Otro punto relevante, es también aclarar que el liderazgo no es una competencia inherente y
exclusiva a la persona que ejerce el papel de líder, por el contrario, el liderazgo es un proceso
colectivo que busca objetivos específicos (Montañez et al., 2022; Chiavenato, 2006).
Estas definiciones son solo algunas de las muchas otras que existen; la cantidad de literatura
sobre el liderazgo, entendido desde un contexto empresarial / administrativo, es muy amplio,
pero cuando se trata de abordar el tema desde un contexto escolar; excluyendo al personal
directivo, personal administrativo y personal docente, la información disponible se reduce
considerablemente. La cantidad de literatura se reduce aún más si se considera identificar estilos
de liderazgo en adolescentes. Este vacío de conocimiento fue un factor importante para realizar
esta investigación y poder contribuir con un estudio empírico al estado del arte, sobre todo a
nivel local.
Casi dos décadas atrás, Hernández (2005), expresaba su preocupación respecto a la falta de
interés de las escuelas por promover espacios donde el estudiante pueda fungir de líder. Pasaron
algunos años y lo que Hernández afirmaba no pareció haber cambiado, ya que Pérez (2014)
comentaba que si bien comenzaron a implementarse algunas iniciativas desde las escuelas,
estas seguían siendo casos muy excepcionales; pero, no puede negarse que aportaron a que
el adolescente pueda apropiarse de herramientas que sirvan para enfrentar problemas y retos
que le esperan fuera de las aulas de clase (Fernández, 2017; Leines y Maranto, 2021), y el
liderazgo es una de las herramientas más poderosas.
Esta responsabilidad es enorme y no debe ser vista como una obligación que hay que cumplir
sin más, sino, entender que no hay mejor inversión que creer en la capacidad y potencial que
pueden llegar a tener los líderes adolescentes (Wickramanayake, 2017), siempre y cuando
tengan los medios y el apoyo necesario. Solo si sienten ese apoyo, los adolescentes tienen toda
la capacidad de poder convertirse en una gran fuerza que impulse al país hacia el desarrollo
sostenible que tanto se anhela (Sardá, 2021).
Finalmente, la importancia de este estudio, además del vacío de conocimiento (primer factor
que justifica este estudio), radica en exhortar a las instituciones educativas a la toma de
conciencia sobre la importancia de desarrollar liderazgo en los adolescentes desde la escuela,
y busquen implementar programas de liderazgo por iniciativa propia o solicitando el apoyo
estratégico con alguna organización o voluntariado. La literatura indica que la mayor cantidad
de esfuerzos realizados hasta el momento son insuficientes y parecen ser “pequeñas islas en
medio del océano”, las escuelas necesitan involucrarse en estos temas.
Este panorama motivó a que se realice la investigación para identificar el estilo de liderazgo
predominante en los estudiantes de cuarto año de secundaria de una institución educativa
pública de Trujillo. Al término del estudio se buscará compartir un ejemplar del reporte de
investigación con los directivos de la institución para que puedan tomar parte en este
compromiso por formar líderes adolescentes.
METODOLOGÍA
El alcance del estudio fue descriptivo y se siguió un diseño no experimental ya que no hubo la
necesidad de contar con un grupo control ni experimental. El escenario escogido para
desarrollar la investigación fue la Institución Educativa Nº 81002 “Javier Heraud” de la ciudad de
Trujillo (La Libertad – Perú). Antes de aplicar el proyecto se presentó la solicitud de permiso, la
cual fue aceptada por el subdirector.
Se utilizó un muestreo no probabilístico por conveniencia para determinar la población que es
la misma cantidad de estudiantes que se consideró para la muestra: 100 estudiantes de las
secciones “A”, “B”, “C” y “D” de cuarto año de secundaria, con edades comprendidas entre 15
a 17 años, siendo 47 del sexo femenino y 53 del sexo masculino. No hubo ningún estudiante
excluido, la invitación a participar fue para todos siempre y cuando decidan hacerlo
voluntariamente.
La única técnica usada fue la encuesta y se escogió el Test de Estilos de Liderazgo de Robert R.
Blake y Jane S. Mouton (1980) para realizar la recolección de datos. Este test es de aplicación
individual, consta de 35 ítems, y el estudiante puede demorar entre 15 a 20 minutos en
completarlo; sin embargo, estos tiempos deben ser tomados solo como estimaciones porque